Freud: el hombre que descifró los sueños
Viena, la ciudad que despreciara a Sigmund Freud por transgresor y lo repudiara por judío, celebra el 150to. Aniversario del padre del sicoanálisis. La ciudad donde vivió y gestó todas sus obras quiere resarcir a este genio polifacético cuyo nombre está asociado a la inevitable imagen de un diván. Freud nació en Austria el 6 de mayo de 1856.
En honor a este neurólogo, siquiatra, escritor y fundador del sicoanálisis, se han organizado exposiciones, conferencias sobre temas como ''sicología y violencia'', lecturas en público, publicaciones, cine de referencia freudiana y otras manifestaciones culturales. Sin embargo, estos actos se verán eclipsados por las pomposas celebraciones que en este país tendrán lugar para conmemorar el 250to. Aniversario de otro de sus genios, Mozart.
Hasta ahora, la capital austriaca sólo ha dedicado al precursor de una de las ciencias más insondables, la que trata de la psique humana, un busto en el recinto universitario y una lápida casi escondida en un claro de los Bosques de Viena.
Trama familiar
Sigmund Freud, doctor en medicina e investigador, nació en Freiberg, región de Moravia, el 6 de mayo de 1856. Murió en Londres, el 23 de septiembre de 1939. Su padre fue comerciante de lanas y en el momento de nacer él ya tenía 41 años y dos hijos habidos de un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -- veinte años más joven que su esposo -- y era, a su vez, padre de un niño de un año. Esta situación familiar causó una honda impresión a Freud que tuvo, según él manifestaría más tarde, la consecuencia de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia.
La crisis económica de 1859 arruinó el comercio paterno, por lo que se vieron obligados a trasladarse a Viena al año siguiente. En 1873 ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena y en 1881 obtiene el grado de Doctor en Medicina. Desde los primeros años de universidad se destacó por su inteligencia, gran capacidad de trabajo e interés por la investigación.
Desde 1893 trabaja como ayudante del profesor de sicología doctor Meynert, en la Universidad de Viena. Nombrado docente de neuropatología, asiste en París al neurólogo Chacot en el tratamiento de los casos de histerismo por hipnosis, para lo cual Freud revela dotes sorprendentes. De vuelta en Viena expone sus teorías que originan el sicoanálisis, pero encuentra demasiados detractores, excepto el doctor Breuer, con el que investiga y publica Estudios sobre el histerismo.
En el número 19 de la calle Bergasse de Viena -- que en 1971 se inauguró como museo público -- vivió y gestó casi todas sus obras. En 1900 publicó su libro Interpretación de los sueños. En 1902, el emperador Francisco José, en reconocimiento a su aporte a la ciencia, propicia su nombramiento de profesor de la Universidad de Viena. En 1917 dejó la universidad y se dedicó a escribir y a viajar por Alemania y América.
Ciudad detestada
Freud detestó siempre Viena, ciudad en la que viviría hasta junio de 1938, cuando a pesar de la intercesión de Roosvelt y Mussolini, se vio obligado, dada su condición de judío -- sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933 --, a emprender el camino del exilio.
Fue Marie Bonaparte, sobrina nieta del emperador Napoleón I, quien ayudó a Freud, a su esposa Marta, y a su hija Ana, a huir del terror nazi en 1938 a Londres, donde murió un año después, a los 83 años, de un cáncer bucal.
Marie Bonaparte llegó a Viena en la década de los años 20 del pasado siglo para que Freud la tratase de su frigidez y acabó teniendo una relación de amistad, no exenta de conflictos, con el famoso científico vienés. Aunque el tratamiento no la curó, le proporcionó la amistad paternal que le había faltado en su infancia y un propósito firme en su vida: el de defender el sicoanálisis, pues fue la impulsora de esta naciente terapia y su teoría en Francia, donde en 1926 fundó la Sociedad Sicoanalítica.
Un gran amigo y colaborador del padre del sicoanálisis, August Aichhorn (1878-1949), acogió en su casa a un pequeño grupo de médicos y sicólogos después de dejar Freud el país. Allí continuaron formándose y practicando de forma clandestina el sicoanálisis tras la anexión de Austria al Tercer Reich en marzo de 1938, formando una célula que fue la base para la reapertura de la asociación vienesa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Fue en 1938 cuando los nazis disolvieron la Asociación Psicoanalítica Vienesa fundada por Freud en 1908, confiscaron sus bienes financieros y destruyeron sus libros, tras lo cual la gran mayoría de sus miembros emigraron. En Austria se prohibió el sicoanálisis; el mismo destino vivió la sicología individual: se aspiraba a inventar una nueva sicología única alemana. El sicoanálisis y la sicología individual sólo podía practicarse de forma camuflada.
Mientras la palabra sicoanálisis fue prohibida en el lugar donde nació, fue recibida con los brazos abiertos en otras partes del mundo, como en Estados Unidos y América Latina, donde su práctica, de por sí estrechamente ligada al idioma, se aplicó en otras lenguas y hasta hoy vive múltiples transformaciones e interpretaciones.
Su teoría de la mente y la conducta humanas, y una técnica terapéutica para ayudar a personas con afecciones síquicas, fueron los hitos innovadores del sicoanalista austriaco. Pero la mayor contribución que Freud ha hecho al pensamiento moderno fue tratar de darle al concepto del inconsciente un estatus científico. Su concepto de inconsciente, deseos inconscientes y represión fueron revolucionarios y proponían una mente dividida en capas o niveles, dominada en cierta medida por voluntades que aparecían escondidas a la conciencia y tenían su manifestación en los sueños.
La represión tiene gran importancia en el conocimiento de lo inconsciente y el comportamiento sexual. Aunque Freud intentó encontrar patrones de represión entre sus pacientes que derivasen en un modelo general para la mente, observó que distintos pacientes reprimían hechos diferentes.
El caso de Gustav Mahler
Un caso clásico lo protagonizó uno de sus pacientes más famosos, el compositor Gustav Mahler, quien padecía impotencia sicológica y del que su mujer Alma decía que ``exceptuando algunas seducciones de mujeres expertas, se había mantenido virgen''.
El conocido músico, atormentado por la impotencia, buscó ayuda en Freud, pero era tal la repugnancia que sentía de exponer su problema que pidió varias veces consulta y siempre terminaba por anular la cita, hasta que Freud le puso un ultimato y Mahler no tuvo otra salida que acudir al consultorio.
El compositor expuso al sicólogo su problema en un largo paseo. Converso del judaísmo al catolicismo, Mahler mencionó en varias ocasiones a su madre María, de la que dijo que había desempeñado un papel importantísimo en su vida.
Según la doctrina de Freud, normalmente la madre es la mujer que marca la imagen de la feminidad en la niñez. Los hombres que no pueden librarse de la madre optan por un tipo de mujer parecido. Por eso le preguntó Freud, ¿cómo es que se ha casado con una mujer con otro nombre, como es Alma? Mahler le contestó que el nombre de su esposa era Alma María y siempre la llamaba por su segundo nombre.
Cuando Mahler, a través del análisis, fue consciente de que sentía fijación por su madre, pudo superar su problema y recuperar la potencia.
Hoy, la sicología y la siquiatría como ciencias rechazan la mayor parte del trabajo de Freud. Sin embargo, muchas personas continúan aprendiendo y practicando el sicoanálisis freudiano tradicional y, en el ámbito del sicoanálisis moderno, la palabra de Freud sigue ocupando un lugar determinante, aunque sus teorías aparezcan con frecuencia reinterpretadas por otros autores.
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