7/3/16

Los avances en depresión se encaminan hacia los mecanismos que la causan [7-3-16]


Los avances en depresión se encaminan hacia los mecanismos que la causan

El futuro de la investigación sobre depresión se dirige hacia comprender de qué manera interactúan los factores genéticos con los ambientales. Cerca de 400 psiquiatras participaron en el Simposio sobre Trastornos Afectivos, para encontrar respuestas sobre el origen de la depresión.

El estudio sobre los mecanismos causantes de la depresión está definiendo el futuro de la investigación en torno a esta patología, según quedó manifiesto en el Simposio sobre Trastornos Afectivos celebrado recientemente por Esteve en Barcelona. La manera como los genes interactúan con los factores ambientales es una posible explicación del motivo por el que hay personas que padecen esta enfermedad y otras no.

Según apuntó a GACETA MÉDICA Salvador Ros Montalbán, miembro del comité científico de la reunión y profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la vulnerabilidad de la población (la predisposición a padecer depresión) influyen factores genéticos, y esta relación se ha convertido en un campo abierto de investigación con resultados actualmente contradictorios pero que en breve serán fructíferos. De hecho, este experto afirmó que en dos décadas los fármacos serán desarrollados hacia la genética.

Julio Sanjuán, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y miembro del comité científico del simposio, también considera que el tema estrella en la actualidad es averiguar de qué forma determinados genes “predispuestos” a la depresión interactúan con el ambiente y ocasionan la enfermedad. En su opinión, la respuesta a esta cuestión permitirá explicar por qué hay personas que padecen experiencias vitales que deberían deprimirles pero no lo hacen y otras que, ante un mínimo acontecimiento, generan un estrés que desencadena el mecanismo de la situación.

Para Sanjuán, un punto clave para conocer los mecanismos de la depresión es conocer qué ocurre en la etapa de la adolescencia para que se desencadene en la mujer más vulnerabilidad a esta patología. Tal y como explicó, datos epidemiológicos demuestran que en la depresión se repiten los mismos patrones en las diferentes culturas, y uno de ellos es que esta patología incide más en el sexo femenino. A su parecer, factores genéticos u hormonales influyen en esta mayor prevalencia; de hecho, tras la pubertad se produce en la mujer una liberación de la hormona oxitocina, que podría estar relacionada con una vulnerabilidad más elevada a la depresión. Sanjuán considera que también interviene el hecho de que la mujer tenga una necesidad mayor de relación que, al no verse satisfecha, entre otros motivos por el aislamiento de las sociedades avanzadas, puede facilitar la aparición de la depresión.

Randolph Nesse, profesor de Psiquiatría y Psicología de la Universidad de Michigan (EEUU) ofreció la visión darwinista del origen de la depresión. Según esta teoría, la depresión es la alteración de un mecanismo de defensa, es decir, que el bajo estado de ánimo del ser humano le puede servir para mantenerse alerta y no correr determinados riesgos, pero cuando se lleva al extremo, desemboca en depresión. Así, el profesor Nesse, autor del superventas ¿Por qué enfermamos? y padre de la llamada Medicina Darwinista, cree que la depresión es fruto de la evolución, es decir, un mecanismo de adaptación al ambiente. En su opinión, la adaptación al actual tipo de vida podría ser, junto con la herencia genética, uno de los posibles desencadenantes de esta patología.

Aunque al estudio sobre los mecanismos causantes de la depresión aún le queda un largo camino por recorrer, se ha avanzado en muchas otras cuestiones, como las terapias farmacológicas. Para el profesor Ros, los ISRS supusieron una gran mejora porque gracias a ellos “se democratizó el tratamiento de la depresión”. Aunque el arsenal terapéutico ya cuenta con los IRNS, de segunda generación, los ISRS continúan siendo el tratamiento de primera elección, muy recomendable sobre todo para depresiones de leves a moderadas. Aparte de disminuir los efectos secundarios, estos medicamentos resultan muy efectivos, según este experto, como así lo demuestra que entre el 60 y el 80 por ciento de los pacientes responda a cualquiera de estos tratamientos. Por otro lado, entre el 20 y 40 por ciento de casos se trata de depresiones más resistentes que precisan de otras maniobras terapéuticas.

La mejora de las técnicas de neuroimagen, la investigación biológica, la mejora de los equipos asistenciales y de la prevención de trastornos alimentarios se suman a los avances en el tratamiento; no obstante, éstos no están siendo acompañados de una buena atención a los aspectos psicológicos y psicosociales del paciente, según el profesor Ros, que opina que en este punto habría que invertir más medios y recursos, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una población muy vulnerable con un índice de suicidio del 10 por ciento.

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