27/10/06

Ansiedad: enfermedad que puede llevar al consultorio

Es más que un estado anímico pasajero y puede llegar al infarto.

Estas enfermedades no se curan con palmadas en el hombro. Ni con frases como: tú eres fuerte, esto va a pasar, ten paciencia. Ni con agüitas y remedios caseros. Ni siquiera con paseos o salidas a bailar.

Porque la ansiedad es una enfermedad que nada tiene que ver con estados de inquietud, preocupaciones, afanes o esperas. Confieso yo misma haber estado confundida durante muchos años: lo que popularmente se conoce con ansiedad podría más bien asimilarse al estrés.

Por supuesto, existen distintos niveles de ansiedad. Es conveniente aclararlo: uno de ellos es una ansiedad cíclica, que se presenta en épocas determinadas. El ejemplo más claro: la tensión premenstrual que sienten numerosas mujeres días antes de la menstruación.

Otro de ellos es en sí la ansiedad severa, una enfermedad que afecta el Sistema Nervioso Central, que tiene repercusiones en todo el organismo, afecta todos los órganos y llega hasta a manifestarse con alteraciones cognoscitivas. Ninguna de estas es voluntaria.

Es tan importante la incidencia de la ansiedad en la población, en Colombia y en el mundo, y es tan devastadora, que bien podría casi ocupar un primer lugar en frecuencia de aparición, apenas superada por la depresión.

Se observa que el 40 por ciento de las personas que acuden a distintos consultorios médicos sufren de ansiedad, y sin embargo, ésta no suele ser detectada por los mismos médicos.

Para mejor entenderlo, y lograr una orientación adecuada, veamos lo que explica el doctor Jorge A. Forero Vargas, siquiatra, profesor universitario y presidente de la Asociación Colombiana de Siquiatría Biológica.

El doctor Forero fue invitado a dictar una conferencia a los cardiólogos reunidos en Cartagena, en cumplimiento del Congreso Colombiano de Cardiología. El tema: La ansiedad y las enfermedades cardiovasculares.

Sí, porque la ansiedad también repercute sobre la integridad del corazón y las arterias. Produce infartos y otros accidentes cardíacos aunque sería más apropiado recalcar que ejerce además sus mayores influencias perjudiciales sobre los sistemas gastrointestinal, endocrinológico e inmunológico, y sobre huesos y músculos.

Una persona enferma de ansiedad deambula entre consultorios, con una serie de achaques a cuestas, que ningún especialista resuelve porque no se originan en causas o daños orgánicos, y acaban siendo tratados por los siquiatras.

La ansiedad produce una mayor activación del eje hipotálamo, hipófisis glándula suprarrenal. Y esto conduce a una producción incrementada de adrenalina y noradrenalina.

El resultado es la elevación de la tensión arterial, el incremento de la frecuencia cardíaca y la inestabilidad eléctrica del corazón.

Por esto, llegan las arritmias y con ellas un riesgo grande de muerte súbita.

También la hipertensión arterial, al aumentar la frecuencia cardíaca, lleva a una mayor exigencia de oxígeno. Sin embargo, como las arterias están dilatadas, necesariamente se ha producido una disminución en el suministro de oxígeno y esto lleva a una isquemia importante y al infarto.

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