27/5/15

El abordaje integral de la depresión reduce recaídas 27-05-2015


El abordaje integral de la depresión reduce recaídas

La variedad y multitud de síntomas de la depresión dificulta tanto su diagnóstico como su tratamiento. Una barrera que, si bien es reconocida por los expertos en el abordaje de este desorden del comportamiento, no es óbice para no intentar lo imposible para superarla. Las consecuencias de no hacerlo pueden ser importantes, ya que los pacientes con síntomas residuales tienen un 76 por ciento más de posibilidades de recaer que aquellos que logran eliminarlos completamente, según se puso de manifiesto en el simposio "Depresión, cuerpo y mente", celebrado la semana pasada en Madrid. Pese a estas pesimistas perspectivas y al hecho de que la remisión de los síntomas es el primer objetivo de cualquier abordaje antidepresivo, la realidad es que sólo el 25-35 por ciento de los pacientes en tratamiento por esta patología son adecuadamente tratados, y los expertos estiman que la mitad de los depresivos acabará por sufrir una recaída en un plazo de dos años.

Para evitarlo, los facultativos implicados en el tratamiento de una enfermedad que afecta a 340 millones de personas en todo el mundo y a cerca del 10 por ciento de la población española (la prevalencia entre las mujeres es casi el doble que entre los hombres), abogan por tratar tanto los síntomas físicos como los emocionales. Ello implica luchar contra dolores de cabeza, pérdida de apetito y energía, y problemas gastrointestinales y de sueño, entre los primeros; así como falta de interés, estrés, tristeza, ideas de suicidio —según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una de las enfermedades más incapacitantes, causa problemas laborales y de relación y está asociada a 850.000 casos de suicidio cada año— o de culpabilidad y ansiedad, entre los segundos. Y es que el desequilibrio en el cerebro de los neurotransmisores de la serotonina y la norepinefrina, ambos asociados a la depresión, no sólo predispone a la persona a este desorden del comportamiento, sino que también la hace más proclive a sentir dolor físico asociado. De ahí que si la combinación de efectos emocionales y físicos tiene un tremendo impacto en la calidad de vida del paciente, la remisión de ambos tipos de síntomas puede igualmente multiplicar los resultados positivos del tratamiento.

Actualmente, una de las opciones más esperanzadoras en este sentido es la duloxetina, un inhibidor selectivo de los citados receptores que se ha mostrado eficaz para mejorar tanto los síntomas emocionales de los pacientes como los físicos dolorosos y los somáticos no dolorosos, como la líbido y la disfunción sexual (problema vinculado a los antidepresivos tradicionales, sobre todo en los hombres, y causa frecuente de abandono del tratamiento).

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